La economía del conocimiento está transformando la matriz exportadoras del país, al convertirse en el tercer sector generador de divisas. Es una actividad federal y que se está transformando aceleradamente desde la exportación de horas de programación a productos y servicios más sofisticados. Crea puestos de trabajo a un ritmo de mil por mes y se sostiene en el marco de un sistema público y privado de promoción de la ciencia y tecnología que está garantizado por leyes parlamentarias aprobadas por amplia mayoría. “El modelo es muy claro y está muy probado, es el de Occidente y el de los gigantes asiáticos”, subrayóFernando Peirano, presidente de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación. El funcionario llegó a Rosario para participar del lanzamiento de cinco start up en el Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (Iprobyq), que depende del Conicet. El consejo nacional de ciencia y tecnología quedó en el centro de la escena, como en otras épocas de la historia, luego de que el candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, propusiera cerrarlo. “Ir en esa dirección es ir a contramano del mundo y quien va a contramano termina estrellándose”, advirtió Peirano, para quien el ataque al sistema de ciencia es el reflejo de una mirada que prioriza el “modelo financiero” por sobre “el modelo productivo”. Y en ese punto, remarcó: “El sistema científico es una fábrica de pesos que se convierten en dólares”.